Por otro lado está el online, que como he dicho es el que más cambios sufre. Al igual que Need for Speed: Hot Pursuit
se ha introducido Autolog que le da una nueva dimensión a la jugabilidad en línea.
Como en Hot Pursuit, no sólo se pueden jugar intensas carreras online,
sino que también está el “muro”. Como si de Facebook se tratase, en ese
muro se escriben automáticamente los tiempos de las carreras competidas y
son visibles para todos nuestros amigos que también tienen el juego. Si
uno de estos amigos supera tu tiempo en la carrera, serás
automáticamente avisado para intentar superarlo. Puede parecer algo
simple o tal vez sin importancia, pero la sensación de desafío continuo
está ahí y sin necesidad de esperar que funcione bien la conexión (el
famoso NAT). Simplemente es un desafío de tiempo, muy en la línea de Hot
Pursuit.Por supuesto hay carreras y campeonatos online y son
como las que disputamos contra la IA del juego, es decir, extremadamente
difíciles y complicadas puesto que
Shift 2: Unleashed no es un arcade, sino un simulador que llega hasta un punto que pocos juegos de conducción han llegado. Sobre la pista, los cambios con respecto a otros juegos son algo palpables.
Uno de los muchos coches de Shift 2: Unleashed
Como
en todo juego de conducción, Shift 2 tiene una progresión. No comienzas
controlando los GT1, es decir, los coches de final de juego, sino los
modelos de clasificación C. Coches como el Audi S3 o el Renault Megane
Sport entran dentro de esta categoría. Como en todo juego de conducción
que se aprecie, se gana dinero por competir y también se tiene una
pequeña cantidad al comenzar para comprar un coche que será el mismo en
cualquier concesionario, es decir, no preparado para las carreras. Si te sobra dinero de tu compra, i
nviértelo en la personalización del vehículo.
En Shift 2 es especialmente extensa gracias a la gran cantidad de
opciones existentes. No te engañes, esta característica del juego es
indispensable para tener éxito en las carreras. No lo digo porque el
coche pueda acelerar más o tenga una mayor potencia a la hora de la
velocidad punta. No, lo digo porque además el coche se agarra más a la
carretera y, sobre todo, es mucho, pero mucho más controlable con según
que piezas extra.Y esta es la palabra que mejor define la
experiencia de conducción de Shift 2: control. Porque si hay algo que
han conseguido los desarrolladores del título no es el hecho que se
puedan conducir estos vehículos de gran potencia, sino más bien, que te
conviertas en ese piloto asaltado en cada curva por diferentes
emociones. Esto lo ves nada más ponerte al volante del Nissan GTR para
la prueba inicial, ya que no estás en las clásicas vistas de cabina,
exterior o capó de cualquier otro juego de conducción. No,
en Shift 2 se ha creado una nueva cámara llamada del casco y, literalmente, estás justo en la cabeza del piloto. Esta nueva
perspectiva implica más cambios de los que puedas imaginar y multiplica
la intensidad de las emociones en carrera como nunca antes se había
visto.
Los coches en su máxima competición
Con
la vista del casco, tienes las mismas sensaciones que el piloto, pero
también la misma perspectiva que él. Por ejemplo, cuando llega a una
curva, el piloto no deja la cabeza rígida, sino que con algo de
anterioridad ya mira a esa curva para ver cuál es la mejor forma de
tomarla. No niego que las primeras carreras son desconcertantes, porque
cuesta acostumbrarse a esta nueva cámara, pero cuando terminas dos o
tres carreras te das cuenta que las sensaciones que tienes son las
mismas que puede tener el piloto y este es sin duda el mayor logro de
Shift 2.
El juego consigue que sientas ese pánico que tiene la velocidad y te hace dominarlo,
logrando que cuando superes cualquier curva tengas esa sensación de
éxito mezclada con alivio. Ésta se agudiza con las carreras nocturnas,
una de las mayores novedades de Shift 2, puesto que la visibilidad es
mucho más limitada.